Toda la vida cuidando de los demás
Ana, con 78 años, había pasado su vida trabajando en conservas «La Molinera» y cuidando de sus padres. Sin apenas darse cuenta había vivido 78 veranos dejando pasar el bus que recogía a los vecinos de su pueblo para llevarlos a la playa. Ana se encuentra ahora ingresada en la Clínica Belen de forma permanente, enferma e imposibilitada, pero con la dicha de tener a su lado un cuidador y enfermero de los que merecen ser nombrados con mayúsculas; su nombre es Antonio, y fue este superhéroe sin capa quien contactó con nuestra fundación para hacernos saber que Ana, a pesar de sus limitaciones físicas, deseaba con todas sus fuerzas ver el mar.
Y como no podía ser de otra manera, cada uno de los miembros de la Fundación Ambulancia del Deseo nos pusimos manos a la obra con nuestra labor. Comenzamos nuestra prospera andadura contactando en primera instancia con la sensibilidad y cercanía de las concejalas del Ayuntamiento de San Javier, Protección Civil de San Javier y la Gerencia de Urgencias y Emergencias 061 de la Región de Murcia.
Lo que en un principio parecía sencillo de desarrollar, una vez planteado sobre la mesa resulto ser mas complicado de lo que pensábamos. Debido al problema de sobrepeso de Ana, cada uno de los dispositivos que necesitábamos utilizar debía ser adaptado a su envergadura. Pero lejos de abandonar la posibilidad de realizar el deseo, tuvimos la fortuna de iniciar una «cadena de favores» en la que contribuyeron muchas instituciones que hicieron posible no solo que Ana viera el mar, sino que además, se diera un baño en el Mar Menor.
Haciendo uso del todo el material disponible, de las manos de nuestros voluntarios y la imprescindible implicación de los voluntarios de Protección Civil de San Javier, introdujimos a Ana en el mar por primera vez en su vida, en una silla anfibia buscada y adaptada expresamente para ella.
Acompañada de su sobrino Francisco y del inseparable Antonio (enfermero), nuestra murciana pudo experimentar la sensación de cómo el agua buscaba camino entre su ropa y su cuerpo.
La primera sensación la describió como fría, pero poco a poco se fue atemperando a la vez que abandonaba ese primer gesto que denotaba inseguridad y cierto miedo. Fue superando estas primeras impresiones buscando continuamente con la mirada la confirmación de Antonio de que todo andaba bien. Le propusimos continuar con la inmersión hasta que el agua le llegara a la cintura, a lo que en principio rehusó, pero finalmente busco de nuevo a Antonio con la mirada y el gesto de aprobación de este la hizo cambiar de opinión y soltando una carcajada nerviosa nos pidió que avanzáramos con la silla mar adentro. En este momento los pies de Ana se elevaron sutilmente quedando flotando sobre nuestro mar salado; un gesto que ella percibió con curiosidad e incorporándose de la silla dedico unos segundos a observar como sus piernas dejaban de pesarle y se movían con vida propia a merced de las pequeñas olas. Ella los contemplaba como si no pertenecieran a su pesado cuerpo.
El sol calentaba con fuerza y eran ya pasadas la una y media cuando dimos por terminado el baño. La cambiamos de ropa con la ayuda de la grúa y la camilla prestada por el Hospital de Los Arcos, y procedimos a conceder dos peticiones más que Ana había sugerido: quería tomarse un aperitivo, en concreto un pastel de carne, el cual acompaño de vino, y a modo de colofón, saboreo un helado de turrón con la pasión de quien lo ha imaginado desde hace tiempo. Esperemos que esto no enfade a la dietista de la Residencia pero un día es un día.
Confesando que había transcurrido la jornada sin que le doliera nada, satisfecha, y con una imperturbable sonrisa en la cara, la protagonista del día inicio el regreso a la capital anticipándonos lo que le contaría a sus compañeras de residencia. El resto de personas que la acompañamos (Carolina, Laura, Mercedes, Miguel Angel, …) en este inolvidable día volvimos a casa con la misma sensación de plenitud y satisfacción que ella nos brindó.
Y así se hizo posible: aunamos esfuerzos, confluyeron ideas, sumamos ilusiones y compartimos un mismo fin…. Hacer realidad los deseos!!!!!
Escrito por Sandra Madrigal.